domingo, noviembre 25, 2007

Crónica XII Ruta Bikesol La Solana -2ª Parte-

¿Por donde nos quedamos?

¡Ah!, estamos que nos hicimos unas fotos para inmortalizar el momento de ascender a las famosas antenas de San Carlos del Valle, y después de este momento tan bonito, pues toca descender todo lo que se ha subido, aquí es donde realmente se disfruta de todo lo que se ha sufrido subiendo, y nos ponemos a bajar como "alma que lleva el diablo", es decir, a todo trapo, jugandonos el tipo en cada curva y con cada piedra que hay en el camino, que hay muchas, que conste, pero bueno, como en este caso el que va delante es Bienvenido y ya se conoce el terreno, pues yo le sigo a tumba abierta, ¡uf! la gozada es espectacular, a todos aquellos que nos gusta bajar infinitamente más que subir, pues qué os voy a contar, que hubo un par de ocasiones que estuve a punto de hacer un "recto" (se nota que veo los programas de la F1), y que otra ocasión, me falto muy poquito para salir por encima de los cuernos (de la bici), debido a un enorme pedrusco que se me cruzó en la rueda delantera, y que para qué engañar, la ley de la gravedad ayuda una barbaridad a lanzarme cuesta abajo. En fin, después de un descenso de vertigo, en el que lo único que faltó fueron los espectadores aplaudiendo, llegamos al llano y entramos en San Carlos del Valle (por cierto, ¿he dicho ya que tiene una plaza muy bonita?).


Al fondo... la iglesia, que es una pasada... la estatua de la derecha... ni idea de quién es...

Preciosa iglesia barroca del Siglo XVIII

Si no hubiera tanta gente, se vería que es muuuuy bonita la plaza

Pues nada, aquí está todo el mundo esperando, algunos desesperados, salen a mi encuentro un par de miembros del club, preguntando qué me ha pasado (que emoción cuanta preocupación por mí), luego resulta que están hartos de esperarnos, y directamente se pone el pelotón (con perdón) en marcha, así que encima, de llegar el último, casi ni me dejan comer algo. En ese momento, me entero que a nuestro amigo Esteban, ya se lo han llevado para el Hospital de Manzanares, porque el tobillo lo tiene cada vez más hinchado (vaya putada).

En fin, que me como deprisa y corriendo un sándwich y me bebo una lata de bebida isotónica como los pavos, glup, glup, casi sin masticar, y marchando de nuevo, menos mal que se quedó mi hermano para hacerme compañía, y junto con él vamos alcanzando al grupo.

Foto del grupo con mi hermano mirando y pensando ¿lo tarde que llega y ahora qué hace?

Salimos del pueblo (¿he dicho que la plaza es muy bonita?) y nos dirigimos, para variar a las otras sierras que nos acompañaran en esta ruta, esta vez, sí las conocemos porque es por donde transcurrió la ruta del año pasado, y esta vez sí, se disfruta subiendo (quien lo haga) y también se disfruta bajando (los que lo hacemos), así que a poca distancia, se produce la segunda ruptura del grupo, los del recorrido alternativo siguen por el camino, y nosotros para varias, tomamos la senda de la derecha que nos lleva de lleno hacia la sierra que toca subir esta vez.


Comienzo de la "ultima" subida...

Aquí además se encuentra apostado el fotografo oficial de la ruta, que el muy “cuco” se ha puesto justo en una subida, claro, así nos pilla despacio, si se pone en la bajada, sólo se vería la estela que dejamos al pasar.


Se puede ver su reflejo en las otras fotos de la ruta...

Pero vamos, que lo que cuenta es el paisaje, y la verdad es que volvemos a disfrutar de una zona espectacular, que junto con el día que está haciendo hace que se disfrute del paseo por el monte, la verdad es que se hace bastante entretenido el recorrido, hay una bajada muy rápida, con muy buen firme, que se hace a “muerte”, pero que a más de uno le da un susto porque termina en una curva a derechas con mucha grava suelta y hace que alguno pruebe la dureza del suelo, en fin, que salvo ese trámite, lo demás transcurre sin contratiempo, haciendo nuevas amistades, (Saludos a los In... de Bailen), claro es lo que tiene cuando pedaleas con gente al lado, te da tiempo a hablar y todo, en fin, que la parte final de la sierra es otra bajada para disfrutar, y ahí es donde ya empieza a pillar a gente conocida (adelanto al “abuelo”), sigo con mi hermano al lado, pillamos a “Cherra”, y pasamos a un terreno más asequible para la práctica de la fotografía en movimiento, quiero decir, que hago más fotos, porque por aquí sí se puede. Y la imagen que se ve, es digna de una postal, un barbecho recién arado y al fondo una estampa de ciclistas en fila india cortando el horizonte, así que me digo, esta tiene que quedar bien, plas, saco la camara, disparo, y entre unas cosas y otras, los ciclistas han desaparecido, y en su lugar, sólo quedan estos que se ven... (los problemas del directo).

Juro que cuando hice la foto el horizonte estaba lleno de gente en bici...

En fin, que tampoco está tan mal, así que sigo adelante, y en este caso yo solo, porque mi hermano, no sé donde se ha quedado, y con él felipe y cherra, luego más tarde, me enteraré que había pinchado, pero yo iba tan concentrado en la etapa que ni lo oí, así que viendo que llego al gran grupo, meto plato grande y acelero, hasta que llego a una curva a derechas con un charco traicionero, y claro, como siempre intento evitar el agua y me voy por el exterior, pero, aquí aprendí 2 cosas, una, que si coges una curva con barro a gran velocidad, las probabilidades de caerte son muy altas, y dos, que las estadísticas están para algo, lógicamente se cumplen y efectúo un aterrizaje forzoso no previsto, resultado de esta lección, que el suelo de La Solana está tan duro como el de Criptana, por suerte me levanto sin problemas, miro que no le haya pasado nada al GPS, ni a la cámara de fotos, ni a la bici, y claro, a mí tampoco, así que como resultado de este aprendizaje obligado, le hago una fotito al charco para recordarlo en los buenos momentos, me subo y sigo adelante, donde hay otro parón de agrupamiento al otro lado de la carretera.

¡ojo!... charco... y ¡zas!

Aquí estamos, menos Esteban y los del pinchazo, pero en su lugar pusimos a nuestros amigos Javi (cascoloko) y Clemente (Abrojos)
Ya estamos todos, pero aún faltan mi hermano y Felipe, que se han entretenido más de la cuenta arreglando el pinchazo, así que los esperamos y cuando llegan salimos en pos del grupo, que van nada más que unos metros más adelante, vamos bordeando el pantano y nos desviamos ya hacia La Solana.

Otra foto "artística"...

En este momento, se produce el segundo avituallamiento, y nos enteramos por teléfono, que a Esteban lo tienen que operar porque tiene roto tibia y peroné, los ánimos están jodidos, se nota en los semblantes de la gente que hay preocupación porque no alcanzamos a ver la gravedad de la caida, ¡joder! ¡Si fue una caida tonta!, pero en fin, que vuelven a ponernos en marcha y llegamos a las ruinas de unas casas donde comienza el tramo libre, y a partir de aquí qué contar, pues que desde que dan la salida ya no existen los amigos, ni conocidos, ni hermanos, ni primos, ni parientes lejanos, porque cada uno va a su bola, y como puede, más deprisa, más despacio, pero en todo caso, dando pedales para llegar lo antes posible, el terreno se presta a meter plato grande porque salvo pequeños repechos es todo llano, aunque aún queda alguna cuesta que con los kilómetros que llevamos encima y el cansancio, se hace dura, pero lo que cuenta es lo que hemos pasado, y hoy, la verdad, es que entre unas cosas y otras, la ruta se ha hecho muy larga. Al final, el tramo libre lo ha ganado Pedro (vaya costumbre que tiene), y tras la llegada, con el paseo por el pueblo y llegada de nuevo a la plaza, lo siguiente es la comida y entrega de premios, aquí no hubo más suerte, salvo el trofeo al ganador, el club más numeroso fue para nuestros vecinos y amigos los Acruzalomos de Pedro Muñoz. Y con las circunstancias que teníamos con nuestro accidentado, no hubo ni foto final de grupo ni nada, sólo una durante la comida, por aquello de que “las penas con pan, son menos”.

Caras de felicidad, después de terminar la etapa...

Aquí sí que damos bien el tipo...

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